De profundis

 Fondo y preferencias.


¡AHORA SÍ!

En ciertas corrientes de la modernidad y especialmente de la posmodernidad se ha tratado de imponer  con modos y estrategias diversas, la primacía de la preferencia individual como criterio de verdad propio y además de obligado respeto por todos los demás, y hoy de imposición legal en casi todos los países e instituciones internacionales: estamos, casi sin excepción, obligados legalmente a aceptar y proteger legalmente cada nueva sensación individual asumida como identidad (?). ¿Y mi "opinión" al respecto? La respuesta nos la hacen llegar con toda nitidez: tu opinión se agota o limita con tu sensación, y esta es tu libertad, más allá de tu epidermis y lo que corrobore tu cerebro y mente, nada, no tienes ninguna posibilidad legal de hacer oír tu "opinión", tu legitimidad se reduce a lo que "tu sientes"..."y punto". 

Si a alguien se le ocurre insistir en su "opinión", en la que puede hacer intervenir estudios <científicos>, allegar <datos> de las consecuencias sociales catastróficas <medidas>,  narraciones de víctimas de esa concepción del mundo y de las cosas, es amonestado públicamente y amenazado -ese es el estado y los métodos que usa  nuestra sociedad y sus principales instituciones- de exclusión social y de castigo legal inmediato.

El origen de esta weltanschauung nos llevaría a desarrollar un texto demasiado amplio para este medio, no obstante, el protestantismo de la libre interpretación, es decir de" <mi> ocurrencia al respecto", las "fuentes" del propio Hume y el mismo, y la <deconstrucción> de todo lo que significa la persona en el siglo XX y XXI han sido esenciales para devenir un estado de persecución, ya en forma legal, contra toda posibilidad de una vida humana personal. El <individuo> diseñado por vates modernos y posmodernos se pretende que sustituya a la persona. Aquella <libertad> tan...(dicen...) anhelada, ya desde el origen de la modernidad, ha mostrado su telos, la insustancialidad y su condición sufragánea de la clausura de la humanidad... persona-l. 

"No somos, pues, en última instancia,conocimiento, [como en una fase de la modernidad algunos proponían] puesto que este depende de un sistema de preferencias que más profundo y anterior existe en nosotros." J.Ortega y Gasset, Corazón y cabeza, 174

Y el mismo filósofo nos indica más adelante la relevancia de nuestra más <propia> identidad, y nos dice que: "Al menos, poco puede estimarse a la persona que no ha descendido alguna vez a ese fondo último de sí misma, donde se encuentra irremediablemente sola".p. 175.

Lo que nos ha propuesto la modernidad desde sus orígenes, y hoy de forma virulenta, es alejarnos de esa nuestra condición personal, entre las que están las que Ortega denomina [nuestro]"sistema de preferencias", para reducirnos y estabularnos en una/s "identidades" que corresponden a opciones sancionadas por teorías que niegan la persona-lidad, y aspiran en sus diversas y sucesivas presentaciones a anonadar a cada ser humano y alinearlo a la última "ocurrencia"  deconstructiva y violenta para la vida <propia> de cada persona.

La palabra <libertad> y tantas <vacas sagradas> de los últimos siglos, ya no las necesitan para avanzar hacia la <disolución final>, no necesitan a <nadie>, esto es a<alguien>, a ninguna peligrosa y recalcitrante persona, vestigio  de una pasado a disolver, reinterpretar o hacer olvidar, ya tienen el poder para hacer callar, velar, distorsionar...y encarcelar, pues se han convertido en la única legitimidad por los hechos consumados.

No hay escusas, ninguna, y sólo es <necesario> que los persona-listas avancen hacia  su puesto en la lucha por la vida y la persona-lidad de todos. 

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                  PERSONALISMO DE LA RAZÓN VITAL VOCACIONAL

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