Insobornable.
Erradicar al ser humano.
Nadie
puede afirmar, para un público general, que tenga el propósito de erradicar al
ser humano. Algún filósofo creyó que el hombre estaba en una condición
ontológica/antropológica muy precaria, y que su futuro era dejar de ser para
que pudiera aparecer otro <ser> más capaz y perfecto, F. Nietzsche. No
fue el único, Marx y los marxistas también consideraban al hombre
<histórico> una deficiencia necesaria para un <hombre nuevo>. Y
esta posición no ha dejado de ocupar la “conciencia” de los hombres modernos y
posmodernos.
Pero,
¿por qué los seres humanos son “capaces” de alienarse una y otra vez desde hace siglos, desde el inicio de la
modernidad?
Texto:
“Esas acciones que emanan del centro de la persona, del <fondo
insobornable> de que hablaba Ortega, que precisamente por eso no admite
engaño, son aquellas en que más propiamente somos quien somos”.
Julián Marías,
Mapa del mundo personal, 120.
Las
diversas “posibilidades” para <ser> y vivir del ser humano <actual>
inciden en esta cuestión, aunque no se expone crudamente: no aceptarse como persona. La persona, como dijo
Ortega tiene un <fondo insobornable>, pues bien, la “educación” recibida,
en sentido “amplio”, ha situado como objetivo para cada individuo no saber de
sí, y sustituirlo por recursos ideológicos para constituirse dentro de una
clasificación, sui generis, antropológica que va anonadando y en plazo breve,
ya lo comprobaremos, si no hay una revolución personalista, erradicando lo más <propio>
de sí de cada persona.
Sin
personas INSOBORNABLES lo que queda es una masa alucinada, ¡“liberada”! de la
heroica necesidad de vivir como personas vocacionadas. Esto parece que no es
suficiente para iniciar la lucha por la vida PERSONAL a los “biempensantes” <ciudadanos>
contemporáneos.
¡Hay
que salvar, no la cubertería de plata, sino la vida humana personal!
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