Tareas .


 

¿Qué hacer? El <propio> quehacer.

 

En el ser humano como persona, su <perspectiva> no es sólo lo que lo identifica ante los demás como aquel <quien> es, así lo conocemos como alguien y no como un individuo más, además, y muy fundamentalmente –en el fundamento de la vida de la persona como una vida personal, <propia>- por lo que hace, por su <quehacer>.

José Ortega y Gasset escribe: “La vida da mucho quehacer; pero además no es sino ese quehacer que da a cada cual…”. Meditación de la técnica, p.61.

Desde un punto de vista biográfico la pregunta primera del título es esencial, pues si no la hacemos, no podemos comenzar una vida <propia>. La sociedad, y algunos que nos rodean, siempre nos van a decir qué hemos de hacer, incluso que debemos hacer, y si defraudamos sus expectativas para nosotros, empezaremos a tener enemigos, incluso, con una terminología moderna podemos iniciarnos en un escenario de bulling o mobbing.

La respuesta a esta pregunta –la respuesta que aparece en el título-o se consigue por propia reflexión o también si nos acercamos al personalismo de la razón vital. Si lo hiciéramos desde las dos <posibilidades>, nuestra vida no podría sino ser <radiante>, aunque no necesariamente bien aceptada por otros, incluida la sociedad y culturas contrapersonalistas.

Pues bien, el libro Desde la vida propia nos ayuda a identificar en la actualidad las más grandes dificultades para iniciar el <propio> quehacer, pero también nos indica como instalarse en el <propio> quehacer,  como personas concretas, como la persona  de cada uno o que cada <quien> es y <necesita> vivir, y también con o junto a los demás, a las demás personas, esto es a quienes hacen su <propio> quehacer y no quieren vivir sin su propio <destino>.

No vivir haciendo “lo que tenemos que hacer”, no hacer nuestro <quehacer>, es una colaboración con la cultura de la muerte y del contrapersonalismo. Y no estamos solos desde que hemos aceptado nuestro <propio> quehacer (ni en sentido trascendental, ni en el humano o histórico), y no es un recurso inocuo decir o decirnos que como hemos estado solos cuando hemos intentado llegar, y quizá lo hemos conseguido, o no, hasta ese “fondo insobornable “del que nos habló Ortega y Gasset, es más económico o “seguro” abandonar una tarea sólo para algunos, para héroes.

Hoy, pero también siempre, no hay que “hacer” y mucho menos “hacer mucho”, esto es un síndrome, el activismo, que puede servir para identificar a una persona-lidad sometida a una huida de sí o un humano radicalmente socializado y despersonalizado. Lo que cada <quien> tiene que hacer sólo él puede conocerlo, o intuirlo en sucesivas aproximaciones, esto ha de ser preguntado por cada persona, no obstante aquí no acaba todo, también hay que preguntarnos qué significa lo que tengo que hacer para todos los que viven hoy, aquí, junto a mí.

Nuestra situación histórica y cultural exige que la pregunta que incluye también a todos losdemás sea formulada por cada <quien> con urgencia. Necesitamos personas que se acepten a sí mismas, que quieran vivir para hacer su <propio> quehacer, pero es una responsabilidad histórica de múltiples consecuencias, especialmente antropológicas, que esas personas hagan una tarea histórica en una conjunción vibrante y con la eficiencia que sólo una persona que no acepta perder su vida<propia>  puede lograr.

¿Qué hacer?: 1.- lo que cada persona, cada <quien>, ha de saber que tiene que hacer y,

                     2.- lo que sólo permitirá la unión de personas (personalista): un proyecto de vida

                                histórico, común, que inaugure el fin de la cultura del contra-persona-lismo;

                                claro, claro… mediante una “etapa” de heroísmo y entusiasmo realizador.

                     3.- e-m-p-e-z-a-r  ¡YA!

 

Se enviara gratuitamente el libro Desde la vida propia solicitándolo al siguiente correo electrónico:                                    mensajerevista19@gmail.com

 


 

Quanto más alto suvía

deslumbróseme la vista

y la más fuerte conquista

en escuro se hazía

mas, por ser de amor el lance

di un ciego y oscuro salto

y fuy tan alto tan alto

que le di a la caça alcance.

                              S. Juan de la Cruz


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