La situación.
La situación.
Compárese
nuestra <situación> contemporánea, una sociedad y cultura
contrapersonalista, y la definición de civilización personalista de E. Mounier:
“Una civilización personalista es una
civilización cuyas estructuras y espíritu están orientadas a la realización
como persona de cada uno de los individuos que la componen (…) poder acceder al
máximum de iniciativa, de responsabilidad, de vida espiritual”. E. Mounier,
Manifiesto al servicio del personalismo, p. 59
Mounier
continúa en esta obra indicándonos que todo nos remite a una <vida
personal>. Se trata de esto, de vivir como personas.
La
lucha entre civilizaciones no es un conflicto entre culturas o entre ciertas
manifestaciones de algunos <contenidos> culturales, por lo menos no aquí
en el uso que hace Mounier del concepto de civilización humana y personal. La
civilización personalista es para la persona, no para algunos determinados
<contenidos> de una cultura u otra.
Nuestra <situación> es la de un
rápido y persistente movimiento abrumador para desterrar a la persona del
mundo. Lo que nos lleva a una toma de posición. Para ello vayamos a una de
nuestras fuentes teórico-filosóficas:
“El personalismo, desde hoy, debe tomar conciencia de su misión histórica
decisiva (…) debe tomar en los sitios que están preparados a ello la iniciativa
histórica”, op. cit. p.88
La
cita anterior tiene como autor a E. Mounier. Hoy (…) la <misión
histórica>, aunque con un contexto en muchos aspectos muy diferente a su
época, tiene en común con aquella, el peligro de la desaparición de toda
posibilidad de una vida como ser personal para cada uno de nosotros y los
próximos seres humanos que puedan llegar a nacer. Nuestra <situación>
permite a los enemigos contrapersonalistas, por la capacidad tecnológica y los
medios de conformación de las conciencias –y sus cerebros-, una definitiva
erradicación de la persona como ser humano genuino.
Los
desarrollos de los diversos contenidos del contrapersonalismo a través de la
legislación tanto en los países como en las instituciones internacionales
tienen un calendario para la <Historia> próxima y lejana. Sus objetivos
van cimentando las condiciones de posibilidad de un mundo vacío de seres
humanos personales. La “iniciativa histórica” es hoy casi exclusivamente la de
estos contrapersonalistas.
Como
dijo Mounier, y van quedando pocas posibilidades reales y legales, necesitamos
estar/ tomar la iniciativa histórica allá donde “dos o tres”… “hayan tomado
conciencia”…de la primacía de la persona por sobre todas las negaciones de la
<vida humana>.
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