Consecuentes.

 

¡A por el <horizonte> personalista de la razón vital!

 

¿Qué pudieron pensar dos personajes de nuestra historia próxima hace unas décadas uno de otro? No es seguro que llegaran a conocerse, reconocerse o tener información previa de ellos mismos, por lo menos del mayor de ellos respecto del más joven.

J. Xirau murió en los años cuarenta en un accidente de tráfico, y Pedro Laín Entralgo falleció en 2001. Cuando pudieron conocerse, el segundo de ellos era un joven en las primeras etapas de su desarrollo intelectual y público, y Xirau ya había tenido una amplia vida académica y profesional.

¿Hubo alguna posibilidad de un <encuentro>? No solo la edad, sino otras <instalaciones> personales hubieran dificultado muy seriamente, quizá, esta cumbre personalista.

¿Cómo hubiera evolucionado J. Xirau si hubiera vivido varias décadas más? Sabemos de los movimientos en la vida de Laín Entralgo. Ahora sólo tenemos sus textos y la biografía de sus vidas, todo lo demás son “trayectorias posibles pero no realizadas”, como nos indica Julián Marías.

Pero, imaginemos un contacto de ellos dos, y de otros, personalistas y  orteguianos en esas fechas inmediatamente anteriores a la guerra civil. Y con la consecuencia de un personalista, de todos ellos, deciden que lo que empieza desde ese momento es la <civilización personalista de la razón vital> en su <circunstancia>, en ese momento histórico. (…)

Y cuando los personalistas raciovitalistas sean consecuentes, esa trayectoria empezará. La persona qua persona empezará a significar, primero de forma muy modesta, pero, poco a poco después, la vida humana personal posible para quien no acepte su desaparición en un sistema que, está programando su alienación definitiva.

Todo puede parecer “casi imposible” como un <encuentro> entre Xirau y Laín en los años treinta. Si leemos lo que escribían, creían, querían, y defendían sobre la persona humana, eso era más que posible, era <necesario>.

Hoy también hay que vivir según lo <necesario>. Si se es persona, personalista, raciovitalista, no podrá olvidarse que Ortega nos dice que <hay que salvar las circunstancias>, es decir, que hay que hacer lo que hay que hacer, porque si no no, nos salvamos tampoco nosotros. No hay para <nosotros> una lógica o estrategia individual, nuestra vida sólo es legítima si es personal, y si pugna por la personalización de nuestras circunstancias, de las vidas de todos los seres humanos.




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