La perspectiva que no lo es.
Todas las “perspectivas” no son <perspectiva>. Cuando se utiliza el concepto de perspectiva, y se tiene su realidad ontológica previa que lo legitima, sólo en esa situación es cuando puede se considerar que la perspectiva como referencia conceptual es legítima. Este es el concepto que se expone y utiliza en este blog.
La perspectiva no es una posición o construcción subjetiva individual, no es tampoco una interpretación hermenéutica derivada y dependiente de un “contexto cultural o histórico” determinado. La perspectiva “no depende de mí”, pues, nazco con y en una perspectiva porque soy <quien> soy.
La opinión no es una perspectiva. Este término puede no significar casi nada o demasiado. Sin la realidad que le corresponde a cada persona en su vida, las manifestaciones de afecto, deseo o interés caen bajo la lógica de algunos mecanismos psicológicos o “remiendos” estratégicos contextuales de una personalidad sesgada por su incompletitud, o por la presión de supervivencia del “yo público” o el lugar en el que ese individuo está instalado socialmente.
La modernidad, y sucesivamente las diversas manifestaciones de la posmodernidad, han ido instalando a la civilización occidental en un subjetivo-relativismo en <casi todos> los ámbitos de su existencia y de lo que se entiende como real y <positivo> en cada uno de ellos, y sin embargo, después de todos los estructuralismos, posestructuralismos y postmodernidades esto no es nada más - hoy es ya <mucho más>- que una concepción idea-lógica muy publicitada y pregnante de la intelligentsia contrapersonalista.
Nadie puede legitimar la perspectiva de otro individuo porque esta es de la persona. Sin una concepción <ontogénica> personalista y con la consistencia explicativa suficiente de un sistema gnoseológico sobre el ser humano como persona, todo lo que otro ser humano vive y también intercambia con nosotros y nos propone, es imposible de considerar bajo ningún aspecto de realidad… personal. La perspectiva es real cuando es la de una persona y no la de un individuo de la especie humana en su integración biológica y social. Lo que una persona realiza para satisfacer su hambre o el esfuerzo de preparación de una oposición - incluidas sus estrategias de preparación de la prueba- pueden estar ordenadas por ciertas condiciones biofísicas y socio-culturales, pero no explican porque esas dos condiciones y sus manifestaciones practicas <bio> y <socio> son relevantes o significativas más allá de la manifestación individual de un ser vivo humano y un ser social humano.
De todo lo anterior no se deriva que exista un tribunal de sabios que pueda determinar <quien> está en su perspectiva y quien no lo está. Existen posibilidades para todos y cada uno de ir descubriendo si se vive desde <quien> se ha de ordenar el mundo, y mi <propio> mundo. Cuando se considera que la opinión, toda opinión, independientemente que sea más o menos “corroborada” por los que nos rodean, no es nada más que una reacción individual en un contexto de supervivencia social, puede comenzarse a desvelar la <propia> perspectiva.
Es muy cierto que hay ayudas en algunos autores y textos cruciales para que las personas no se sometan a la lógica individualista/colectivista que oscurece o vela a la persona que puede ser cada ser humano, no es una epopeya en la más absoluta soledad. Esta será una de las tareas que el blog se propone, indicar algunas <ayudas> para que cada perspectiva, esto es, cada persona, pueda empezar a vivir como la persona que es cada <quien>.
Dos textos, dos ejemplos, dos ayudas:
1.- Manifiesto al servicio del personalismo.
2.- Desde la vida propia.
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